...La noche amaneció cruel y el invierno veraneó temprano.
He descubierto una paz inusualmente testificada...he descubierto que las corbatas también tienen pedigrí, por aquello de los cuellos a los que se anudan; ya se sabe que prolongación y genitales descifran una misma raza.
Cuando la costumbre sí es lo que aparenta ser, la mesa no se desnuda, enfurece:
Recuerdo cadera y pelvis antojadas a contrarreloj golpeando el tablón astillado en el que un día se congeló cualquier amante furtivo.
Supo sacudirse frente a pronombres huérfanos de otras pieles... la ausencia del roce, del tacto, de una insinuación lubricada para la propia autosatisfacción ajena al acto de la autocomplacencia y el gargajo de una mala educación.
El insomnio sexual pasó factura, un coste barato para la alta gama de cabeceros maltratados y hostales indecisos.
...Fue entonces la prostitución del hielo, lo que hizo desvestirse a un ser inerte y no inseminado.
Aún hoy siguen palpitando prepucio y glande,
Sacudidas y campanadas...
Lenguas que no lamen el trapecio de lo virginal.
Lo que se asocia a una vagina casamentera.
A veces, prolongación y genitales no están a la altura del propósito y lo kilométrico no asegura un buen hospedaje. ¿Cómo desacostumbrarse a lo bello, a lo excelso, para ser poseído por el envés? Tal vez el término amar no deba asociarse a una vagina casamentera cuando todo es circo y trapecio de costumbres.
ResponderEliminar¡Licantropía carnal sin la necesidad de un buen resultado en una suma inexacta de existencia amatoria!
ResponderEliminarCon continuidad también a la ecuación de roedor y producto lácteo de la que anteriormente estábamos hablando con referencia a tu escrito :)
Realmente cierto, la inexactitud es coherente con el amor.
Eliminarme has hecho sonreir con tu escribo abrazos
ResponderEliminarAcción recíproca :) darte las gracias por hacer surgir ese gesto; esbozar una sonrisa es extraordinario!
EliminarBesazos; a ver si tenemos tiempo para conversar más detalladamente :)