El arroyo verde acunar
En mis senos dulces de miel
-¡Qué bonita se ve la gaviota!- pues aprendió a volar tan sibilina como su plumaje y su padecer.
-¡Qué nítido el oxígeno de mi ser!-
Déjala misericordia mía que rece y ore...que se biloque como Santa...
como quien se apiada de un querer.