lunes, 2 de enero de 2017

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Un buen amigo escribía hoy en su espacio un artículo de opinión y crónica sobre el "terrorismo anti-natura" que hoy en día nos acontece, refiriéndose así tanto al separatismo de razas maneras y costumbres, la NO-solidaridad, y la tan renombrada por desgracia en estos tiempos "lacra" (y he de decir a título personal, que a los/as que me seguís y GOLPEÁNDOME este tema tan de cerca, sabréis, que no soy partidaria de tan repetitivo término) que se viene cultivando como es la VIOLENCIA DE GÉNERO.
Si es verdad, y me encuentro en un punto sumergida hasta el cuello con lo que a esto último respecta, nunca he sido escritora que se frene ante la adversidad de mis fuentes y textos, pero en este caso he de hacerlo y no ya casi por decisión propia sino más bien inducida justamente por el proceso judicial, penal y psicológico, donde hay mucho en juego y he de preservar esa cierta "intimidad" hasta próximas resoluciones y condenas, me entenderán.
Si bien volviendo a lo que nos ataña, perjudica y salpica, vuelvo a reflexionar sobre la agresividad de estas circunstancias y el impacto que verdaderamente causan y originan ante la persona perjudicada, su alrededor y por qué no, directamente a quién propicia o genera este círculo de agresividad y asesinato en vida; tengan en cuenta que el agresor/a por lo general NO es un demente que se ve inducido por ciertos malos hábitos o comportamientos mentales a la hora del impacto sobre la víctima, No señores/as NO, poseen todas sus habilidades en su más sano juicio y es por eso que llevan a efecto una progresión paulatinamente calculada sobre la otra persona.
La constancia del daño físico y con ello su visibilidad se suele referir a los que llamaré "últimos episodios" de este mal hacer; hemos de tener en cuenta que anteriormente y para llegar a esto se ha reproducido toda una creación y metástasis tumoral de lucha frecuente e interna bajo insultos, amenazas, coacciones , daños "sutiles" como tirones de pelo, escupitajos, condiciones/hurtos económicos, empujones, hematomas cronometrados en zonas poco apreciables para el resto de las miradas etc... saben dónde ponen el arma y las garras, saben dónde el arañazo en futuras acusaciones generará la duda de si ha sido causado por violencia o con "consentimiento", incluso se escudarán en poner el soporte psicológico de el agredido/a  bajo lupa, dudando así de su cordura e insinuando que no fueron ellos/as los/as causantes de esas señales y marcas, sino una posible autolesión de la víctima.
ESTO ES LAMENTABLE, siempre que exista la incertidumbre, y el entredicho de todas aquellas personas que sigan buscando la justificación o la culpabilidad exactamente en el punto contrario, donde nada de eso se encuentra.
Lo peor, si es que acompaña la palabra "peor", será admitir que aún así sentimos, y hasta la muerte, perdonamos...
Pregúntense...
-¿Qué hay que hacer?-

No busquen a día de hoy mi respuesta porque aún sigo en el principio del duelo donde la controversia y las dudas van en el mismo casamiento.

5 comentarios:

  1. Me lo pones difícil, creo que todo lo que puedo decir está fuera de lugar... Tan sólo animarte, y espero que al final del duelo consigas superar todas las dudas y controversias.

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    1. Te mantendré informado. Ojalà y no perder las ideas en el intento.
      Gracias!

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    2. Tienes muchas y muy buenas ideas, y es demasiado pronto para perderse... ;)

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  2. Según algunos investigadores la causa de los feminicidios radica en que recae en el hombre la carga económica o sea pagar una pensión a la ex y en esta época el mantener dos hogares es algo difícil y peor si el es desempleado. Los investigadores realizaron dicho estudio en centroamérica.

    Saludos

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    1. últimamente tales disconformidades sociales y políticas ante este asunto, que al final se nos escapa la más importante de las cuestiones... mientras las voces y los alaridos, el dolor se sigue perpetuando, el daño sigue sucediendo.

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