Trigales inmersos en la mar de un latido que lo cultiva
La herida que no fracasa
El poder de hervir la antorcha y bautizarnos.
Ante la construcción de granito tu nombre y el derrumbe
Ese que con tanto peso no quiso permanecer más en mí.
Pertenezco a la sociedad no tan secreta de las miradas que enamoran como el domador no doma porque no existe presa sino una partida de ajedrez apabullante y con jaque a la falsa reina.
No me restrieguen los zafiros de aquella tiara majestuosa
Soy nómada y no recolecto falsas piedras preciosas.
Saca tu lengua, hoy serás éxtasis,
Hoy pondré una palabra en ella y comulgarás en ti.
Las reinas y las princesas no existen, todas son torres. Ningún caballero conseguirá nunca subir por una trenza hasta la almena (al menos no con su corcel) y generalmente para abrir el tablero es necesario un gambito, sacrificar alguna pieza (puede ser una muela). Si sacas demasiado la lengua tendrán que excomulgarte (exquisitez).
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ResponderEliminarmagnifico..simplemente magnifico
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