-¡Desbarátame!- dijo.
Que es lo mismo que decir, por similitud con tus palabras: ¡déjate de cosas baratas y házmelo caro, oblígame a pagar las consecuencias!
...y así la tormenta, el terremoto, el desprenderse de lesiones y aventurarse al choque, al continuo roce de pelvis y cadera, a la soldadura del frenesí... -¡joder, que me frote!- exclamó.
Un frotis vaginal no acabará con los ardores del espíritu pero conseguirá una buena y plácida ronquera. Me gustan esos diálogos (me has sorprendido): la consecuencia de una poesía compartida, de escribir a través de los otros con los otros. Cabe incluso la posibilidad de la nada y de contribuir con esa nada a un poema sin desperdicios...
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