se convierte en una deuda feudal permanente:
y duele tanto ese rechazo a ciegas,
que el aliento ausente mata como droga y no fallece.
Si supieras que lo intento celebrar como un after-party en mi cuello;
como una fuerza armada sin batallón...
aunque ni siquiera me atrevo a recordarlo...
y esas luces de neón
que difuminan tus ojos opacos.
Como caderas al óleo en trazos,
intensos,
Como tacto a carboncillo rencoroso.
Tus manos ausentes y alejadas de las mías al fuego,
esta noche vacía de lumbre y sexo,
alborotadas,
Las vaginas diluidas...placebos
no serán penetradas,
falso resquicio de labriego.
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