ahogaré el ensanche de mi pesadumbre;
Te escribiré odas y ensayos por cada centímetro de tu ansiada boca.
Me dejaste claro lo de ser ilusa...
taladraste los sustos,
pusiste joyas a primitivos gemidos.
Y aún así,
tan cruel,
te sigo esperando...
porque soñarte me cuesta fatigas,
y esperarte aunque no camines conmigo,
es seguir herrando.
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